Mes de Tradiciones en el Perú
Multitudes de todas las razas y condiciones sociales se unen
bajo una sola creencia y una sola fe alrededor del Cristo Morado en esta
tradicional procesión del Señor de los Milagros.
Historia del Señor de
los Milagros
Jesucristo es
venerado en el Perú y especialmente en la cuidad de Lima como "El Señor de
los Milagros", "El Cristo Moreno" o "El Cristo de
Pachacamilla". Todo empezó a mediados del siglo XVI, cuando un negrito
angoleño que vivía en un barrio de Lima llamado Pachacamilla pintó una sencilla
imagen de Cristo en el salón donde se reunía su cofradía.
En el lienzo aparece
Jesús Crucificado y sobre la cruz está el Espíritu Santo y Dios Padre. A la
derecha del Señor está la Virgen María con su corazón traspasado por un puñal
de dolor y a la izquierda del señor está Santa María Magdalena. La pared de
adobe donde fue pintada era tosca, de acabado imperfecto y quedaba cerca de una
acequia que afectaba sus cimientos. Sin embargo, pesar de eso y de otras adversidades, la
imagen ha perdurado sorprendentemente.
El 13 de Noviembre de
1655 un fuerte terremoto estremeció la ciudad de Lima y Callao, causando la
caída de muchas iglesias y mansiones. Como era de esperase, el sismo afectó
también la zona de Pachacamilla, donde estaba situada la cofradía de los
angoleños, pero a pesar de haberse caído gran número de paredes, quedó en pie
el muro de abobe donde estaba pintada la imagen del Cristo Crucificado.
Lo mismo sucedió el
10 de Octubre de 1687, cuando un maremoto arrasó con el Callao y parte de Lima
y derribó la capilla edificada en honor a la imagen de Cristo, quedando erquida
solamente la pared de la imagen dibujada. Estos sucesos originaron la
confección de una copia al óleo de la imagen y que, por primera vez, saliera en
andas por las calles del barrio de Pachacamilla, estableciéndose a partir de
ese momento que la procesión tuviese lugar los días 18 y 28 de Octubre de cada
año.
Las multitudes de
todas las razas y condiciones sociales celebran juntas la procesión del Señor
de los Milagros, uniéndose a todas las personas bajo el eslabón de una sola
creencia, una sola fé, una sola esperanza puesta en el Señor de los Milagros,
no sólo en el Perú sino donde quiera que se encuentren comunidades de peruanos.
Turrón de Doña Pepa
Pero ¿quién tuvo la
magistral idea de inventar este popular dulce? Fue una mujer que vivía en un
fundo algodonero, en el Valle de Cañete de nombre Josefa Marmanillo, pero a
quien la mayoría conocía con el apelativo de Doña Pepa. Ella sufría de una
parálisis que la había condenado a no mover ni juntar los brazos y manos por lo
que pasó a ser esclava liberta.
A pesar de todo el
sufrimiento que padecía, tenía dentro de ella una extraña fuerza interior que
la impulsaba a tener esperanzas de curarse algún día de sus males. Cuando se
enteró acerca de los milagros que hacía la imagen del Cristo de Pachacamilla no
lo pensó dos veces y se embarcó a Lima con el fin de acompañar a la procesión
que año tras año convocaba cada vez a un mayor número de feligreses. Tanta era
su fé, que el milagro ocurrió en el instante en que ella se encontraba
arrodillada orando e implorando ayuda al Señor. Sintió de pronto un leve dolor
en el pecho, al mismo tiempo que sus manos comenzaron a moverse hasta que al fin
pudo juntarlas.
Josefa cayó al
pavimento llena de alegría y gratitud por el milagro conferido. A partir de ese
instante una poderosa obsesión invadió su ser, tratando de buscar alguna forma
de demostrar su agradecimiento al Señor por tan maravillosa obra. El tiempo
transcurría sin encontrar cómo canalizar su devoción, hasta que un día en
sueños encontró la receta del dulce que más adelante se convertiría en el más
tradicional postre del mes de octubre. Los ingredientes que, según cuentan,
empleó en la elaboración del turrón fueron: almíbar de jugo de frutas, yemas de
huevo, manteca, harina y anís llevando encima de todo vistosos y coloridos
dulces de hechura casera. Al día siguiente, durante un nuevo recorrido
procesional, se le vió acompañando la imagen sagrada en posición erguida,
llevando encima de su cabeza una tabla que contenía el sabroso manjar y
entonces fue a partir de ese momento que se le conoce a tan popular dulce como
el Turrón de Doña Pepa.